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¿Por qué es necesario solucionar el acoso sexual callejero?

Por  Valeria Tornero

En la actualidad, realizar un acto cotidiano como salir de casa se ha convertido para las mujeres en una representación de lo potencialmente vulnerables que son en la sociedad, ya que se ven limitadas al uso de libre tránsito de espacios públicos y se ven afectadas en su desenvolvimiento autónomo de actividades. Según estadísticas mundiales realizadas por el Social Index Progress (2014), los países de Latinoamérica son los que menos consideran que la mujer es tratada con respeto y dignidad. El acoso sexual callejero es uno de los tipos de violencia más ejercidos en el Perú, ya que las personas al ignorar la situación o ser permisivas con esta, han generado que la sociedad lo tome con normalidad y tenga una penalización poca definida para este problema. El acoso callejero es una conducta sexual no deseada realizada por un acosador, lo cual desencadena un abuso físico, sexual o psicológico dirigido en la mayoría de casos a las mujeres, independientemente de su ubicación. Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, creemos necesario solucionar el problema del acoso sexual callejero a las mujeres en el Perú.

 

Es fundamental buscar soluciones para reducir el acoso sexual callejero que existe en el Perú desde hace décadas, porque genera consecuencias perjudiciales, especialmente en la economía cotidiana de las mujeres peruanas. De acuerdo con los resultados de la II Encuesta Metropolitana de Victimización de la PUCP (2012), 7 de cada 10 mujeres se sienten inseguras en las calles debido al acoso sexual callejero. Frente a esta problemática, y según las investigaciones de Gustavo Medina (2016), magíster en Ciencias Sociales, la reacción que expresan las mujeres víctimas de esta situación, se dividen en cuatro grupos: reaccionar en contra, unirse al acoso, dejarlo pasar y tratar de evitarlo. Una de las características de las mujeres que deciden tratar de evitar ser víctimas del acoso sexual callejero  es el modificar sus actividades cotidianas. Entre estos cambios se destacan la forma de vestir, cambio de rutas y el uso de transporte privado. Estas medidas de precaución, generan un gasto innecesario en la economía de las mujeres, pues al necesitar cambiar su forma de vestir, se verán de una u otra manera, obligadas a adquirir ropa nueva, pese a que su necesidad primaria de vestimenta ya estaba satisfecha. Por otro lado, la forzosa situación de cambiar de rutas en el día a día, por otras más largas para evitar ser violentadas, genera efectos colaterales, como el hecho de llegar tarde al trabajo o escuela, y esto repercute tanto en descuentos en el salario por tardanza, o bajas calificaciones por llegar tarde a evaluaciones. La última medida tomada para evitar el acoso sexual callejero es añadir el uso del transporte privado a nuestras actividades cotidianas. El tomar esta medida representa un gasto innecesario para las mujeres, ya que rutas que antes podían realizarlas caminando sin ningún tipo de gasto de por medio, ahora se ven afectadas por el hecho de utilizar un taxi para cumplir con la misma función. Por lo anteriormente mencionado, si no se soluciona el acoso sexual callejero en el Perú, las mujeres seguirán siendo afectadas en su economía diaria

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La economía de la mujer también se encuentra involucrada como una consecuencia que trae el acoso callejero, ya que se invierte en otras medidas de protección para sentirse seguras. 

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